sábado, 24 de mayo de 2008

¡Qué bonito fuera!

Puedo imaginarme perfectamente mi futuro laboral : una gran oficina, adornada con flores de todo tipo y velas de todo olor, con la iluminación justa para no cansar la vista. Claro, un aparato de sonido por aquello de la terapia musica. Toda una especie de comunidad empresarial en donde hasta la señora que hace la limpieza se lleva bien con el gerente. Los almuerzos, serían una especie de oportunidad para ponernos al tanto de las cosas extra laborales que podría comentar con mis compañeros de trabajo (es difícil no pedir segundas y hasta terceras opiniones en el perfil del nuevo pretendiente). Eso sí, a la hora de trabajar, cada quién pondría su parte: todos juntos para lograr el objetivo. A la vez, mi superación personal estaría dependiendo de la superación de la empresa. No tendría preocupaciones y una sonrisa siempre estuviera en mi rostro.
¡Ahhh... qué bonito fuera! Ouchi planteó en grande...
Pero lo cierto es que en el mercado laboral en que nos desempeñaneremos (empapados del factor globalizador) no nos permitiría este ideal laboral. En un primer momento, por la competencia técnica que ello propone (la proactividad no dejaría un espacio para darle entrada a las relaciones estrechas que no fueran hipócritas)
Por otro lado, los contratos laborales están creando una especie de limbo mental en donde una parte del cerebro está tan consciente de lo efímero de los trabajos, que no tiene la oportunidad de estar satisfecho por lo logrado. ¿quién estuviera satisfecho si estuviera consciente que su contrato dura tres meses?, creo que nadie.
Lo cierto es que Ouchi soñó en grande. Yo lo sigo haciendo, porque al final de cuentas creo que todos sabemos que uno trabaja mejor, cuando se lleva bien con sus compañeros y donde hay una especie de identidad (en este caso empresarial) consolidada de tal manera que la armonía fuera el eje de todo ambiente subjetivo.
Lo tomaré en cuenta cuando cree mi propia empresa artesanal...

2 comentarios:

Alejandra Sorto dijo...

puya, tenes toda la razon, si bien Ouchi planteó una formula relativamente efectiva para lograr un paternalismo que a la vez produjera divedendos, no tomo en cuenta el hecho de que el ser humano cambia y actua de acuerdo a su medio, y la globalización, obviamente, no es un medio de fraternidad y ayuda mutua, al contrario es una selva donde se aplica la ley del mas debil..el mas grande..destruye al peqúeño..

katy dijo...

Puuu me encanta la sensibilidad de tu entrada. Pocas veces supongo una se da el espacio de ver una teoría desde esa perspectiva. Estoy de acuerdo contigo, Ouchi soñó o valoró lo más humano de las empresas, el problema como tú lo ves, es que en este sistema globalizado y capitalista son otros los valores que prevalecen.

Sin embargo, si bien no podemos crear esa imagen perfecta creo que desde nuestros pequeños espacios podemos crear un cambio que nos permita desarrollarnos en un ambiente más humano.